A fines del siglo II a. de JC., Roma se vio amenazada por una invasión bárbara. Dos tribus, los cimbros y los teutones, habían estado vagando por Europa buscando un lugar donde establecerse después de que un cataclismo los obligara a huir de sus tierras de origen. Durante muchos años, los cimbros y teutones habían arrasado Germania, las Galias y el noreste de Hispania, y terminaron deseando establecerse en Italia. El primer enfrentamiento se produjo en Noreia en el 112, y terminó en una derrota para el ejército comandado por el cónsul Gneo Papirio Carbo. El segundo encuentro, en el 109, con un ejército al mando del segundo cónsul Marco Junio Silano, no fue mucho mejor: 30.000 de sus 50.000 soldados perecieron. Sin embargo, los bárbaros, en vez de continuar su avance hacia Italia, se entretuvieron disfrutando del botín capturado.
Durante el 108, los cimbros y los teutones permanecieron en el sur de las Galias, y no hubo enfrentamientos entre ellos y Roma. Pero en el 107, el primer cónsul Lucio Casio fue enviado a luchar. Llevó consigo a un total de 40.000 hombres. Se enfrentó a los bárbaros en Burgidala y perdió 35.000 (y su propia vida). Su oficial Cayo Popilio Lenas, a quien Lucio Casio había dejado en el campamento con los hombres restantes, salvó su vida y la de sus soldados rindiéndose y pasando bajo el yugo. Fue acusado de traición por los amigos de Lucio Casio, que querían limpiar su imagen ante la opinión pública convirtiendo a Lenas en chivo expiatorio por la derrota, pero terminó absuelto.
Al año siguiente el Senado mandó al cónsul Quinto Servilio Cepión con más de 40.000 soldados. Durante ese año, Cepión no entabló combate con los cimbros y los teutones, sino que derrotó a las tribus de Tolosa (la actual Toulouse), que se habían aliado con ellos.
Durante el 108, los cimbros y los teutones permanecieron en el sur de las Galias, y no hubo enfrentamientos entre ellos y Roma. Pero en el 107, el primer cónsul Lucio Casio fue enviado a luchar. Llevó consigo a un total de 40.000 hombres. Se enfrentó a los bárbaros en Burgidala y perdió 35.000 (y su propia vida). Su oficial Cayo Popilio Lenas, a quien Lucio Casio había dejado en el campamento con los hombres restantes, salvó su vida y la de sus soldados rindiéndose y pasando bajo el yugo. Fue acusado de traición por los amigos de Lucio Casio, que querían limpiar su imagen ante la opinión pública convirtiendo a Lenas en chivo expiatorio por la derrota, pero terminó absuelto.
Al año siguiente el Senado mandó al cónsul Quinto Servilio Cepión con más de 40.000 soldados. Durante ese año, Cepión no entabló combate con los cimbros y los teutones, sino que derrotó a las tribus de Tolosa (la actual Toulouse), que se habían aliado con ellos.
Bajo el mando de su rey Breno, casi 200 años antes, las tribus galas habían hecho excursiones en Macedonia y Grecia. Una parte del grupo de invasores se terminó estableciendo en una región de Asia Menor que pasó a llamarse Galacia. El resto regresó a las Galias con el botín, al que escondieron en la ciudad de Tolosa. Cuando Cepión llegó a esa ciudad, puso su mayor esfuerzo en buscar el tesoro, hasta finalmente lo encontró. Ascendía nada menos que a 15.000 talentos de oro y 10.000 de plata (un talento equivalía a 26 kilos). Cepión envió la plata por mar, pero despachó el oro por tierra custodiado por un pequeño batallón de soldados. No obstante, el oro no llegó a Roma. El convoy que lo transportaba fue atacado por un grupo de bandidos, que asesinó a todos los soldados y se llevó el oro. Después se supo que los bandidos eran mercenarios contratados por el propio Cepión. El oro de Tolosa fue enviado por Cepión a varios bancos en la ciudad asiática de Esmirna, lo suficientemente lejos del brazo de Roma.
Al año siguiente, el Senado envió al segundo cónsul Gneo Malio Máximo al mando de otras 10 legiones. Malio Máximo le ordenó a Cepión, cuyo consulado ya había expirado, que pusiera sus tropas bajo su mando. Malio, como cónsul en funciones, tenía derecho a pedir eso, pues su rango era superior al de Cepión, un ex cónsul. Pero Cepión se negó a obedecer a Malio, por considerar que su linaje patricio, superior al del cónsul, le daba derecho a comandar la guerra. Así que los dos ejércitos se enfrentaron a las hordas de cimbros y teutones por separado en la batalla de Arausio (la actual Orange), que terminó en una derrota aplastante para Roma: más de 80.000 hombres muertos.
Pocos años después, Cepión fue procesado por el tribuno de la plebe Lucio Apuleio Saturnino, bajo el cargo de “pérdida de su ejército”. Pero el verdadero motivo de su juicio fue el robo del oro de Tolosa, del cual la opinión pública estaba al tanto. Cepión terminó desterrado, pero el oro nunca volvió a manos del Estado romano. De hecho, el dinero fue heredado por sus descendientes de generación en generación, hasta llegar a manos de su biznieto Marco Junio Bruto, asesino del dictador César, que murió sin dejar herederos.
Al año siguiente, el Senado envió al segundo cónsul Gneo Malio Máximo al mando de otras 10 legiones. Malio Máximo le ordenó a Cepión, cuyo consulado ya había expirado, que pusiera sus tropas bajo su mando. Malio, como cónsul en funciones, tenía derecho a pedir eso, pues su rango era superior al de Cepión, un ex cónsul. Pero Cepión se negó a obedecer a Malio, por considerar que su linaje patricio, superior al del cónsul, le daba derecho a comandar la guerra. Así que los dos ejércitos se enfrentaron a las hordas de cimbros y teutones por separado en la batalla de Arausio (la actual Orange), que terminó en una derrota aplastante para Roma: más de 80.000 hombres muertos.
Pocos años después, Cepión fue procesado por el tribuno de la plebe Lucio Apuleio Saturnino, bajo el cargo de “pérdida de su ejército”. Pero el verdadero motivo de su juicio fue el robo del oro de Tolosa, del cual la opinión pública estaba al tanto. Cepión terminó desterrado, pero el oro nunca volvió a manos del Estado romano. De hecho, el dinero fue heredado por sus descendientes de generación en generación, hasta llegar a manos de su biznieto Marco Junio Bruto, asesino del dictador César, que murió sin dejar herederos.
En cuanto a los invasores bárbaros, Roma atinó por fin a mandar un par de generales eficientes al poco tiempo de la debacle de Arausio: Cayo Mario y Quinto Lutacio Cátulo César. Mario venció a los teutones en la batalla de Aquae Sextiae (la actual Aix-en-Provence) en el 102, dejando un saldo de 90.000 teutones muertos y 20.000 esclavizados. Los cimbros, por su parte, fueron destruidos por las tropas de Mario y Cátulo César en la batalla de Vercellae (la actual Vercelli, en Italia), en el 101, dejando un saldo de 140.000 cimbros muertos y 60.000 esclavizados. En ninguna de las batallas el número de bajas romanas fue de más de mil.
8 comentarios:
Aprovechando este artículo, quisiera darte las gracias por incluirme en tu lista de blogs recomendados. Además, he visto que has cambiado el formato a un tono más luminoso (o de niebla tras las que se hayan las "Terras Incognitas", según se mire). ¿Por qué motivo fue ésta la dirección (orodetolosa) que le quisiste dar a tu blog? (Pido disculpas si ya lo explicaste en anteriores artículos, te agradeceré pueda ver la referencia). Me gustaría poder añadir esta explicación cuando presente tu blog en Las Edades Oscuras, muchas gracias por adelantado.
No, nunca expliqué el motivo de la dirección del blog. La verdad es que no podría dar uno. Creo que quería ponerle de título al blog "El escondite del oro de Tolosa", asi que elegí ponerle esa dirección, pero luego me decanté por "Terra Incognita". En realidad en ese momento lo que más quería era empezar a postear. Supongo que podría cambiar la dirección, pero ya me he acostumbrado.
Saludos y gracias -también por adelantado- por añadir mi blog a tu lista.
Una interesante historia, para mi desconocida. También me ha sorprendido ver que era la que había inspirado el nombre de la dirección del blog.
Por cierto, aquí se ve como la avaricia y la corrupción siempre han existido, ¡qué malo era el Cepión este!
Martín, añadido está, espero poder hacer la presentación entre mañana y pasado, lo que me de el tiempo y la inspiración...
Ulyses, Cepion se quedó corto comparado con su nieta, Servilia, madre de Bruto (y amante de César). Una buena predecesora de la esposa de Augusto que nos mostró Robert Graves en "Yo, Claudio".
En realidad no creo que Servilia haya sido tan mala como la pinta Colleen McCullough. Lo único que sabemos de ella es que fue amante de César y que tal vez le haya prostituido a su hija Junia Tercia para conseguir que le vendiera baratas unas cuantas propiedades. Lo demás fue invento de la autora. No obstante, tengo que decir que el personaje de Servilia es, junto al de Sila, mi favorito de la saga.
En cuanto a Livia, Dion Casio y Tacito -y creo que Suetonio- hablan de la posibilidad de que ella fuese una envenenadora, así que Graves no la presenta de una forma tan alejada de la realidad. La emperatriz Livia era sobrina-nieta por adopción de la madre de Servilia.
me parece poco acertado que el oro fuese a parar a Esmirna,lugar donde estaban la otra facción de los màs o menos legítimos propietarios.Si tenemos en cuenta que el oro desapareció en Carcasona dirección a Naborna y luego cruzó los Pirineos y se dirigió a Reus para continuar hasta Xativa;Desde aquí subio por un valle de carrizales poco transitado por la falta de agua,que es el valle de Albacete.El oro os guste o nó terminó en una ciudad cercana muy judía.
hola . Quisisera saber sobre Marco Junio Bruto. Especificamente sobre su fortuna. Ya que cuando le adopta Servilio Cepio el se convierte en el hombre mas rico de roma(decian eso de Craso, pero lo dudo)
Especificamente Al morir, que paso de su fortuna, ya que no tenia herederos, ni paso a manos del estado, ya que los asesinos recieron amnistia. ya que no tenia oro pero sus propiedades en la galia, la ciudades metalurgicas, sus propiedades, a quien fueron a parar????
ojala m,e aclarenla duda, ya busque en muchas fuentes y no encontre naDA
Celso, personalmente creo que una parte de la fortuna debe haber sido heredada por Servilia, la madre de Bruto, y Junia Tercia, su hermana y esposa de Casio. Cuando Tácito habla del funeral de Junia, durante el reinado de Tiberio, menciona que ella no le dejó ningún legado al Emperador en su testamento y que Tiberio la "castigó" prohibiendo que exhibieran en su funeral las máscaras de Bruto y Casio. Esto daría a entender que Junia era una mujer muy acaudalada, y dado que no hay registro de que haya vuelto a casarse luego de la muerte de Casio, todo indica que su fortuna provenía del Oro de Tolosa. De todos modos, una parte importante debe haber sido confiscada por el Estado luego de Filipos.
Muy buena pregunta.
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