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miércoles, 13 de junio de 2007

Tiberio (1ª parte)

Tiberio Claudio Nerón fue el segundo emperador de Roma. Nació en noviembre del 42 a. C. y era hijo de Tiberio Claudio Nerón y de Livia. En el 39, su madre se divorció de su padre para casarse con Cayo Julio César Octaviano. A los pocos meses ella dio a luz a un segundo hijo, quién fue llamado Décimo Claudio Nerón Druso y considerado legalmente hijo de su primer marido; no obstante, hubo muchos que sospecharon que su verdadero padre era Octaviano.
Se sabe poco de la infancia de Tiberio. En el 32 murió su padre y fue él, con apenas 9 años, quién tuvo la tarea de pronunciar el discurso fúnebre. En el 27, como se sabe, Octaviano recibió el título de "Augusto", tras lo cual terminó la etapa republicana y comenzó el Imperio; con ésto, los familiares del flamante princeps fueron muy beneficiados, entre ellos Tiberio. En el 24, a los 17 años, fue nombrado cuestor por Augusto. En el 20 fue enviado a Oriente bajo el mando de Marco Vipsanio Agripa, general y amigo de confianza de Augusto. Agripa y Tiberio trabajaron juntos con gran eficacia, logrando convertir a Armenia en un Estado cliente de Roma y recuperar los estandartes y prisioneros de guerra arrebatados por los partos a los derrotados ejércitos de Marco Licinio Craso y Marco Antonio.
En el 19 Tiberio se casó con Vipsania, la hija de Agripa y de su primera esposa Pomponia, hija de Tito Pomponio Ático, un famoso epicúreo, hombre de negocios y amigo de Cicerón. El mismo año fue nombrado pretor y mandado al frente de varias legiones para asistir a su hermano -o hermanastro- Druso en sus campañas en el norte de Europa. Tiberio y Druso actuaron conjuntamente y con gran éxito contra los bárbaros, repartiéndose las áreas de acción: Tiberio combatió en los Alpes y la Galia Trasalpina, mientras que Druso luchó en la Galia Narbonense y en Germania. En el 13 Tiberio regresó a Roma como cónsul, y ese mismo año Vipsania tuvo un hijo, Druso.
No obstante, al año siguiente las cosas cambiaron para mal. Agripa, suegro de Tiberio y yerno de Augusto, murió. Augusto -o tal vez Livia, una mujer inteligente y ambiciosa- decidió que su hija Julia, viuda de Agripa, debía volver a casarse, ésta vez con Tiberio. Así se fortalecerían los vínculos entre la familia Julia y la Claudia (parte de esa política de matrimonios entre Julios y Claudios fue la unión entre Druso y Antonia, la sobrina de Augusto, en el 16). Pero Tiberio estaba enamorado de Vipsania y no quería divorciarse de ella. Las presiones de su poderoso padrastro terminaron por forzarlo a casarse. El matrimonio no fue para nada feliz; Julia sólo le dio un hijo que murió joven, y luego le fue infiel sistemáticamente. Otro golpe durísimo para Tiberio vino cuando, en el año 9 a. C., su querido hermano Druso murió. Lo sobrevivieron su esposa Antonia y sus hijos Germánico, Claudio y Livila.
En el año 7 a. C., Tiberio fue reelecto cónsul. En el 6 se le concedieron los poderes de un tribuno de la plebe y se lo designó comandante de las legiones en Oriente. Pero, pese a todos éstos honores, Tiberio no era feliz. El fallecimiento de su hermano y el insoportable matrimonio con Julia eran factores de peso, así como Cayo y Lucio César, los hijos mayores de Julia y Agripa (y por ende nietos de Augusto), a quien cada vez más gente consideraba los futuros sucesores del princeps. Tiberio temía que los nietos de Augusto opacasen su figura y lo terminasen apartando de la sucesión, por lo que decidió que lo más digno era apartarse voluntariamente. De modo que renunció a sus cargos públicos y se retiró a la isla de Rodas.
Augusto no se sintió muy feliz ante la decisión de su yerno-hijastro. Probablemente es cierto que deseaba que Cayo y Lucio lo sucedieran como emperador en vez de Tiberio, pero no es menos cierto que en ese momento no los consideraba listos para hacerlo y que el alejamiento de Tiberio lo dejaba descolocado. Intentó retenerlo a su lado (llegando incluso a fingir estar enfermo para que Tiberio no zarpase), pero fracasó. Desde entonces sintió un gran resentimiento hacia Tiberio.
En el 2 a. C. Cayo y Lucio denunciaron los adulterios de su madre Julia -que no acompañó a Tiberio a Rodas- ante Augusto, quién reaccionó desterrándola. Tiberio pudo al fin divorciarse de ella. En el 2 d. C., Lucio César murió, dejando a Cayo como único heredero del trono imperial. Tras el destierro de su esposa, Tiberio había estado pidiendo a Augusto permiso para volver a Roma, pero el emperador se lo había negado (tal vez pensando que el que se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen). Al morir Lucio, Tiberio fue autorizado a regresar a Roma, pero sólo como ciudadano particular. Fue recién en el 4, cuando Cayo murió, que Augusto perdonó a Tiberio y lo nombró heredero conjuntamente con Agripa Póstumo, el hijo menor de Julia y Agripa. También Tiberio fue obligado a adoptar a su sobrino Germánico como heredero, pese a tener un hijo biológico, Druso.
En el 6 o 7, Póstumo fue misteriosamente desterrado. No se conoce el motivo exacto de una medida tan drástica por parte de Augusto; en la novela Yo, Claudio, de Robert Graves, se nos presenta su destierro como el resultado de un complot de Livia (a quién también se señala como envenenadora de sus hermanos Lucio y Cayo), quién consigue incriminarlo en dos intentos de violación. En cualquier caso, Tiberio se vio directamente beneficiado por la medida. Tácito y Dión Casio afirman que, en el año 13, Augusto visitó la isla-prisión donde estaba Póstumo y le prometió perdonarlo por su crímen -fuese cual fuese- y permitirle regresar a Roma. También insinuan que Livia y/o Tiberio envenenaron al emperador para impedirle llevar a cabo su supuesto plan. El caso es que Augusto murió en el 14. Muy poco después, Póstumo fue asesinado en su isla-prisión; Tiberio afirmó que la orden había sido del propio Augusto, que temía que su nieto fuese a causar problemas tras su muerte.
Con Póstumo muerto, Tiberio era el único sucesor posible. No obstante, la transferencia del poder no era algo tan sencillo como lo sería en los siglos venideros, al menos en términos oficiales. El de emperador no era un cargo con tales o cuales atribuciones, que pudiese ser transferido. Estaba compuesto por varios cargos, títulos y honores que debían ser otorgados por el Senado a Tiberio, como habían sido antes otorgados a Augusto. Tiberio fingió al principio resistirse a ocupar el rol de Augusto, afirmando que su edad -56 años- era demasiado avanzada como para gobernar el Estado eficazmente. Incluso llegó a sugerir que se dividiesen los poderes de Augusto, y que él recibiese parte de los mismos. El Senado se rehusó y le suplicó que aceptase. Uno de los senadores llegó a exclamar "¿Cuánto tiempo más permitiréis que el Senado continue sin cabeza?". Tiberio terminó aceptando y fue recibiendo los poderes de Augusto paulatinamente, aunque rechazó los títulos de "Augusto" y "Padre de la Patria". Así comenzó su reinado.

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