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domingo, 4 de febrero de 2007

La Ciudad y la Provincia

Yo siempre he creído que la Ciudad de Buenos Aires es una pieza prescindible en cualquier tablero político de la Argentina. Ganar elecciones en la Ciudad tiene mucho valor simbólico, pero a la larga no le da a un gobernante ningún poder real. La Ciudad es "la vidriera política del país", pero analizándola en términos numéricos, por sí sola no puede dirigir el país. Ha habido presidentes muy poderosos que nunca pudieron ganarse al electorado porteño. Menem perdió en la Ciudad en todas las elecciones salvo en las de 1993. No obstante, su poder recién comenzó a tambalear después de 1997, cuando el oficialismo perdió en la Provincia de Buenos Aires.
Lo cierto es que uno debe controlar la Provincia para tener gobernabilidad. También se debe contar con el apoyo de las demás provincias, pero la Provincia de Buenos Aires es fundamental. De la Rúa nunca la tuvo y Alfonsín la perdió en 1987, y sus gobiernos terminaron desastrosamente (aunque hubo otros factores que contribuyeron a la caída de Alfonsín).
El kirchnerismo maneja la Provincia desde el 2003, cuando Solá fue reelecto gobernador, y confirmó su dominio en el 2005, cuando la lista encabezada por Cristina Fernández de Kirchner arrasó en las elecciones legislativas. Y, por ahora, parece que continuará en sus manos con la casi segura victoria de Scioli.
Hablando francamente, su candidatura es inconstitucional. La Constitución bonaerense dice que para ser candidato uno debe tener al menos 5 años de residencia y de ejercicio de la ciudadanía en la Provincia. O sea, no solo debe haber vivido en la Provincia, sino que debe haber votado en ella por lo menos durante 5 años. Scioli no cumple con ese requisito. Vivió en la Provincia entre los 5 y los 18 años de edad, pero se mudó antes de votar por primera vez.
No todos los caminos están cerrados para Scioli, por supuesto. Hay algunos juristas que afirman que al hablar de ciudadanía, la Constitución bonaerense quiere decir "nacionalidad". O sea, que basta con ser ciudadano argentino y haber vivido en la Provincia durante 5 años para poder candidatearse a gobernador. Es un argumento algo traído de los pelos, pero es el único que tienen. No pueden reformar la Constitución provincial por falta de tiempo, así que quieren forzar una interpretación favorable.
Imagino que lograrán imponerse, pese a las presentaciones judiciales de la UCR (también hicieron presentaciones similares en el 2005, tratando de impedir la candidatura de CFK, con la excusa de que, siendo del PJ, no había realizado internas, pero seguramente para hacer que la Justicia le impidiese participar y así conseguir más votos ellos; por suerte, fracasaron), que pone más esfuerzo en tratar de evitar la candidatura de Scioli que en hacer una campaña electoral lo bastante vigorosa como para poder ganarle.
Una vez superado el obstáculo e interpretada la Constitución a su manera, imagino que Scioli ganará con facilidad. Hay tres candidatas a acompañarlo en el puesto de vicegobernadora. Una es Graciela Ocaña, la interventora del PAMI, cuya candidatura es impulsada por Kirchner y por Alberto Fernández. Otra es la senadora María Laura Leguizamón, apoyada por su amiga íntima CFK. Y la otra es la diputada Cristina Álvarez Rodríguez, la sobrina-nieta de Eva Perón, apoyada por Felipe Solá. Lo más probable es que la elegida sea Ocaña, dado que en estos casos casi siempre es Kirchner quien tiene la última palabra (aun cuando se enfrenta a la opinión de su esposa).
En cuanto a la Ciudad, parece que las cosas no serán tan fáciles. Las dificultades las puso el jefe de Gobierno Telerman. Después de la destitución de Aníbal Ibarra, Telerman se dedicó a un doble juego que le permitió ganar muchos aliados pero también muchos enemigos: sin romper la alianza establecida por Ibarra con el kirchnerismo, tender puentes hacia la oposición.
Esto ha enrarecido las cosas en la Ciudad. Hay sectores tanto del kirchnerismo como del macrismo que proponen llevar a Telerman como candidato en las elecciones de jefe de Gobierno. Pero también hay kirchneristas y macristas que impulsan otros candidatos: Daniel Filmus en el kirchnerismo, Horacio Rodríguez Larreta en el macrismo. Ni Macri ni Kirchner han roto lanzas con Telerman, lo que favorece las especulaciones. Telerman, por su parte, tiene una consigna para las elecciones: "con o sin Kirchner, pero nunca contra Kirchner".
Los arios no tienen un mejor panorama. Hay quienes apoyarían un acuerdo con Telerman, otros que quieren que el candidato sea Claudio Lozano, y también están en danza las candidaturas de Enrique Olivera y hasta de Patricia Bullrich. No cabe duda de que cuando Carrió se decida a bendecir a un candidato, los que apoyan a los demás van a reaccionar mal.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esto sobre el ARI parece bastante obvio y se podría aplicar a cualquier partido. Por lo menos, en el ARI hay debate sobre qué candidato quiere cada uno, no así en el Kirchnerismo donde el jefe le dice a cada candidato dónde tiene que presentarse.
No veo que este análisis tome en cuenta las probabilidades que tiene cada candidato de los que menciona. En una interna uno puede tener preferidos pero no por eso va a someter a un partido a un mal resultado. En cambio K puso por decreto a Filmus.
Saludos
Daniel