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lunes, 19 de febrero de 2007

Tapas polémicas de Barcelona

La revista Barcelona salió por primera vez en abril del 2003 como parte de la revista TXT del fallecido Adolfo Castello, y después se independizó. El formato de la publicación es el de un diario, con notas totalmente falsas y muy humorísticas.
Barcelona parodia a otros medios, principalmente al diario Clarín y a la revista Noticias y el diario Perfíl (en la segunda página siempre hay un editorial de un CEO ficticio de Barcelona, "José María Carbonell i Figueres", que yo veo como una parodia de los editoriales de Jorge Fontevecchia).

La revista no es oficialista, pero tampoco es opositora. Es decir, sus chistes apuntan tanto al kirchnerismo como a los referentes de la oposición; le pegan tanto al kirchnerismo por su poder absoluto y su torpeza al utilizarlo, como a los opositores por su incapacidad y sus prontuarios frondosos (me encantó cuando dijeron que Elisa Carrió no negocia con la derecha, sino que la ejerce). Las críticas de la revista son más demoledoras que las de muchos medios "serios" e "independientes" como La Nación o Perfíl. El único motivo por el cual los políticos no reaccionan es porque es una revista humorística -aunque todos los que trabajan ahí dicen lo contrario-, y goza de la libertad de los bufones para decirle la verdad al rey sin perder la cabeza.

No obstante, las tapas de Barcelona han provocado la reacción de mucha gente común, que al verlas se sintió ofendida por algún motivo u otro. La tapa del 4 de agosto del 2006 hizo que unas mil personas ofendidas mandaran cartas e e-mails a la redacción de la revista, acusándolos de antisemitismo y racismo y algunos deseándoles el castigo de Jehová. La tapa del 1º de septiembre del mismo año levantó una oleada de mensajes de familiares de discapacitados mentales. La tapa del 29 de septiembre provocó que un par de defensores de la dictadura mandaran sus mensajes destilando odio.

A mí esas reacciones me parecieron ridículas. Si no les gusta la revista, les basta con no comprarla. Exigir que los censuren o que se autocensuren es repugnante. Yo, por mi parte, compro cada dos semanas mi ejemplar de Barcelona y me río sin culpas.

Se pueden consultar las tapas viejas de la revista aquí.

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