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lunes, 26 de febrero de 2007

La política exterior kirchnerista

El tema de las alianzas y los enfrentamientos del actual gobierno en la comunidad internacional es bastante interesante. El gobierno de Néstor y Cristina Kirchner ha tenido posturas que nadie hubiera imaginado antes del 25 de mayo del 2003.
Un tema en el que han desafiado todas las espectativas es el de la relación con los Estados Unidos. Si bien Kirchner se opuso al ALCA en la cumbre de Mar del Plata (y permitió que Luís D'Elía y otros dirigentes de izquierda armaran una "anticumbre" bastante grotesca) criticó con dureza la invasión estadounidense a Irak en el 2003 y desde su asunción se ha negado a votar contra Cuba en la resolución anual de la ONU sobre los D.D.H.H., también ha tomado muchas medidas gratas al gobierno de W. Bush. Envió tropas a Haití, intervino lo más que pudo en las cíclicas crisis políticas de Bolivia para intentar calmar las turbulencias y se supone que actua como "moderador" de Hugo Chávez en América del Sur. Incluso su mala relación con el FMI no fue vista con malos ojos por el gobierno republicano, que siempre ha considerado al Fondo Monetario como la "pata económica" de la ONU (y todos sabemos lo mucho que respetan los estadounidenses a las Naciones Unidas, como lo demostraron al invadir Irak sin su aprobación...)
Es cierto que lo que sucedió en la cumbre de Mar del Plata distanció definitivamente a Kirchner del mismo Bush, pero eso en realidad importa muy poco: todos sabemos que Bush no es más que un imbécil manejado por gente mucho más pragmática e inteligente que él. Así que no creo que haya que preocuparse porque Bush no visite la Argentina; en rigor, su presencia no causaría más que problemas (como los que les está causando a los uruguayos).
Yo creo que la relación de Kirchner con EUA es bastante madura e inteligente. En vez de tener enfrentamientos infantiles (como Alfonsín) o de tener una política de "relaciones carnales" (como con Menem y De la Rúa) nos alineamos con ellos cuando nos conviene y los dejamos solos cuando nos conviene. Si Kirchner optara por una de las dos opciones de arriba, o bien seríamos identificados con Chávez y Fidel Castro, o bien seríamos chupamedias de EUA y tendríamos un pequeño contingente de tropas en Irak para demostrar cuánto los amamos.
Algo en lo que los K sí cumplieron con lo que se esperaba fue en la relación con Brasil. Había una inocultable simpatía ideológica entre Lula da Silva y Kirchner ya antes de las elecciones. Después, su relación tuvo algunos cortocircuitos, sobre todo a causa de los desequilibrios comerciales entre ambos países. Pero en los últimos años han llegado a cierto equilibrio que les permite actuar en tándem.
Con España la relación también fue buena desde el primer día. En rigor, la relación ya era buena desde el gobierno de Duhalde, que era amigo de José María Aznar. Kirchner heredó esa buena relación con el gobierno del PP, pero consiguió tener una alianza aun mejor con el de Rodríguez Zapatero, del PSOE. También parece haber establecido buenos vínculos con el rey Juan Carlos.
La relación con la Venezuela de Hugo Chávez ha sido extraña. Al principio combinaba negocios con ideología, pero últimamente los negocios están cada vez más en el centro de la agenda entre nuestros países. Chávez es, en el fondo, un pragmático. Todos sabemos que desde la retórica golpea sin cesar a EUA, pero su país le vende muchísimo petroleo. Y está dispuesto a intercambiar sus petrodólares por alianzas políticas con otros países.
También Kirchner ha tenido enfrentamientos con otros países. El más prominente es el sostenido con Uruguay por la instalación de la pastera de Botnia en Fray Bentos. Pero también ha habido choques muy fuertes con Italia, por los miles de bonistas de ese país que fueron perjudicados por la quita del 75% de la deuda externa a los acreedores privados; choques que fueron más que nada con la administración de Silvio Berlusconi, pero que se redujeron al ser reemplazado por Romano Prodi. También ha habido un enfrentamiento con Francia por las inversiones de la empresa Suez en la Argentina (aunque el gobierno argentino y el francés coinciden en el tema de la política de D.D.H.H., lo cual quedó en evidencia durante la visita de Cristina Kirchner a Francia). Y tuvimos también rispideces con Chile, tanto en el gobierno de Ricardo Lagos como en el de Michelle Bachelet, a causa del precio del gas que les vendemos.
Y hubo, por último, algunos gobiernos con quienes Kirchner mantuvo o mantiene cierta frialdad: el de Alejandro Toledo y el de Alan García en Perú, el de Álvaro Uribe en Colombia, el de Vicente Fox y el de Felipe Calderón en México.
Así es, más o menos, el mapa de alianzas y enfrentamientos del actual gobierno. Creo haber sido bastante lúcido al analizar el tema. Después uno podrá criticar o alabar su política exterior, pero creo haber dicho la verdad en este texto.

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