
El matrimonio entre Enrique y Catalina se llevó a cabo en 1533, cuando ambos tenían 14 años. Esta unión tenía como principal objetivo establecer una alianza entre la Corona francesa y el Papado (Catalina era sobrina del entonces Papa Clemente VII), contra Carlos V, eterno enemigo del padre de Enrique, Francisco I.

Los primeros 10 años de matrimonio fueron difíciles para Catalina. No sólo debía lidiar con el vergonzoso hecho de que su marido la engañaba con una mujer mayor que ella, sino también con la falta de hijos. Esto no se debía a que Enrique no cumpliera con sus deberes maritales; de hecho, la propia Diana le pedía que se acostase seguido con su mujer. Por ende, casi todos en la corte estaban de acuerdo en que Catalina debía ser estéril. Había rumores de que Francisco I no tardaría en imitar a Enrique VIII y pedir la anulación del matrimonio de su hijo. Y como Clemente VII había muerto en 1534, era poco probable que la petición fuese rechazada en Roma.
Los rumores terminaron en 1543, cuando Catalina quedó encinta. En enero de 1544 dio a luz a su primer hijo Francisco y desde entonces tendría hijos sin parar: Isabel (en 1545), Claudia (1547), Luis (1549), Carlos (1550), Enrique (1551), Margarita (1553), Hércules (1555) y las mellizas Juana y Victoria (1556). Todos menos Luis y las mellizas llegaron a la adultez. Más tarde los enemigos de Catalina afirmarían que ella era verdaderamente estéril e hizo un pacto con el Diablo para darle hijos a su marido y conservar su rango de futura reina de Francia.
Durante el reinado de Francisco I ni Diana ni Catalina tuvieron gran influencia, pues el rey tenía su propia favorita, Ana de Pisseleu. Tras la muerte de Francisco en 1547, Enrique ascendió al trono, la Pisseleu fue expulsada de la corte y su lugar fue ocupado por Diana. Su poder sobre el nuevo rey era enorme, pues Enrique II confiaba ciegamente en sus consejos y le encomendaba muchas tareas de Estado. Parece que incluso le permitía firmar junto con él muchos documentos oficiales de importancia.
Catalina sentía una mezcla de odio y fascinación por la amante de su esposo. Se dice que hizo taladrar un agujero en la habitación donde el rey y Diana se encontraban para poder espiarlos mientras hacían el amor. No obstante, no cabe duda de que el sentimiento que prevalecía en ella era el odio. Cuando Enrique fue mortalmente herido en una justa en 1559, Catalina tomó las riendas, primero impidiendo a Diana verlo en su lecho de muerte y luego obligándola a abandonar la corte. Diana aceptó su destino y se retiró a uno de sus castillos, donde murió en 1566, a los 67 años.
2 comentarios:
Interesante historia. ¿pacto con el diablo? jaja. Desde luego que siempre se echaba la culpa de la esterilidad a las mujeres, era su sino.
Muy interesante!
#Amanantes de la #realeza, la historia de Diana de Poitiers, más info:
http://rodolfoparbst.blogspot.com.ar/2015/12/diana-de-poitiers-hermosa-amante-de.html
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