A scanner darkly es una novela escrita por Phillip K. Dick (1928-1982) en 1977; Dick, de paso, fue también autor en 1968 de la novela Do androids dream of electric sheep?, llevada al cine en 1982 con el título más comercial y hollywoodense de Blade Runner.
El libro transcurría en 1994, pero los guionistas trasladaron su fecha a un vago "dentro de 7 años". O sea que quién la haya visto el año pasado creerá que transcurre en el 2013, pero quién la haya visto -como yo- éste año pensará que transcurre en el 2014, y así sucesivamente.
En A scanner darkly (estrenada en América Latina con el nombre de Una mirada en la oscuridad) se nos muestra un futuro distópico, donde los Estados Unidos han perdido la "guerra contra las drogas" declarada por Ronald Reagan, y donde alrededor del 20% de la población es adicta a la llamada Substancia D. El Estado, no obstante, se esfuerza desesperadamente por ganar, gastando millones en un sistema de vigilancia permanente de la población, y enviando agentes encubiertos a espiar a los drogadictos, intentando descubrir quién les vende la Substancia D.
El protagonista de A scanner darkly es Bob Arctor (Keanu Reeves), un drogadicto que vive en un barrio suburbano empobrecido con un par de amigos (Robert Downey Jr. y Woody Harrelson), y que tiene una novia llamada Donna (Wynona Ryder), todos ellos igualmente "aficionados" a la Substancia D. Pero al mismo tiempo Arctor es un agente encubierto llamado Fred. Nadie conoce su verdadera identidad, pues Fred se coloca un traje especial que lo hace irreconocible (uno de los grandes logros del film) al entrar en las dependencias policiales y reunirse con sus colegas. Fred tampoco conoce la identidad de su superior, el agente Hank, pues él también usa uno de esos trajes en sus reuniones. Aquí se da una situación muy interesante, pues Hank, al no saber cuál de los junkies que Fred vigila es Fred, llega a sospechar que el propio Arctor es quien está en contacto con los proveedores de la Substancia D.
A scanner darkly fue filmada utilizando una peculiar técnica conocida en inglés como rotoscoping, que consiste en filmar a los actores de carne y hueso para luego convertirlos en dibujos animados. Al final, se nos muestra una dedicatoria del autor a varios amigos suyos que murieron o enfermaron gravemente a causa de las drogas. Entre los nombres está el del propio Dick, que contrajo una enfermedad pancreática (aunque terminó muriendo de un paro cardíaco).
La película tiene varios elementos bizarros al estilo de Trainspotting o Réquiem para un sueño, generalmente vinculados a protagonistas a quienes el (ab)uso de drogas los ha llevado a no poder distinguir claramente entre realidad y fantasía. Ésto la hace bastante compleja y difícil de seguir, al menos hasta las últimas escenas, en las que todo se aclara. Creo que merece un 9.
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